Espacios deportivos: Espacios para la comunidad

Por Carolina Cabello Escudero.

La historia de nuestras ciudades es la pérdida de los espacios deportivos y la creación de espacios de consumo. La primavera chilena ha llegado a desafiar nuestras formas de vida y de relacionarnos como habitantes de un mismo territorio. El deporte con sus valores comunitarios y colectivos tiene mucho que aportar en la construcción del nuevo Chile.

¿Han pensado alguna vez en la importancia que tienen para la democracia los espacios públicos deportivos?
El Cerro Cordillera se ha caracterizado históricamente por ser un cerro organizado y deportivo. Ubicado en el barrio puerto, sector fundacional de Valparaíso que, a fines del siglo XIX junto con el proyecto modernizador portuario, fue testigo de la llegada de numerosos inmigrantes provenientes de sectores campesinos de la región, de otros sectores del país y del extranjero. De esta manera, el desarrollo portuario influyó en el crecimiento de la ciudad no sólo en términos económicos, sino que también en aspectos demográficos y socioculturales.


Un antecedente histórico dice relación con el intercambio cultural y la incorporación de nuevas prácticas, usos y costumbres provenientes principalmente de los inmigrantes europeos, especialmente de los ingleses. Producto de ello, la ciudad puerto comenzó a vivir un importante proceso de aculturación (pérdida de cultura y adaptación de otra), puesto que los inmigrantes llegaron y se instalaron con todos sus componentes culturales, calando fuertemente en el tejido social del Valparaíso de la segunda mitad del siglo XIX. Entre ellos, la práctica deportiva, especialmente del fútbol y el básquetbol, los cuales tienen su origen chileno en Valparaíso. La presencia del deporte en el cerro Cordillera se fue evidenciando en la construcción de
infraestructura deportiva, a la cancha Abelardo Contreras, más conocida como la “cancha Merlet”, se sumó la construcción del Auditorio Guillermo Bravo en la década del 40`. Decenas de clubes deportivos fueron surgiendo en cada uno de los barrios que componen el cerro, clubes de fútbol, atletismo, básquetbol e incluso de astronomía eran el panorama que existía en el cerro hasta la década del 60´.

Las canchas de tierra y cemento fueron claves en el fortalecimiento y crecimiento de la comunidad territorial. Con deporte y recreación la comunidad amplía sus posibilidades de encuentro y comunicación, aumenta el conocimiento de su entorno social fortaleciendo la identidad de los habitantes con la comunidad. El deporte realizado en el espacio público es también un lugar de aprendizaje de la ciudadanía, ya que con la ocupación del espacio deportivo se fomenta la existencia de redes y relaciones estables en el tiempo. Las personas que componen estas redes y que poseen este tipo de capital social son los mismos habitantes del cerro, para quienes su única o casi única oportunidad de encuentro es posible en los espacios públicos de libre acceso, sin restricción de uso, ni pago por utilizar el espacio.

En contraposición, las clases acomodadas y las élites han utilizado históricamente espacios privados para su encuentro, con restricción de uso y pago, que no son accesibles para todos. Esta forma de hacer comunidad se propagó masivamente después de la dictadura militar, en donde a
través de sangre y fuego se logró cortar parte del tejido social de los barrios, impregnando a la cultura chilena de valores propios del neoliberalismo, como el individualismo y el consumismo,
dejando atrás la importancia de lo comunitario y lo público.
Durante los años 90´ y 2000, con el regreso de la democracia electoral, las canchas y los clubes deportivos debieron enfrentar importantes crisis de participación. La privatización del fútbol, la desafiliación de la extinta Asociación Alfredo Guillermo Bravo y la desaparición de tradicionales
clubes deportivos, describen el panorama desalentador que ha vivido en resistencia el cerro Cordillera.


En ese escenario, nos cruzamos con el octubre 2019, la primavera chilena, el estallido social que ha venido a cuestionar todas nuestras formas de vida y de relacionarnos con los demás. La debilitada cancha Merlet ha vuelto a llenarse de colores, música y deporte, a ser ocupada ya no solo por un puñado de jóvenes que insistían con jugar basquetbol, sino que por toda una comunidad que se ha unido para gritar y exigir más justicia social. Escenario de actividades artísticas culturales y deportivas, ha sido un eje de encuentro sólido en el territorio.


Recuperar y crear nuevos espacios deportivos es vital. La historia de nuestras ciudades es la pérdida de los espacios deportivos y la creación de espacios de consumos: shopping, comida rápida, terminales, etc., en donde el acceso no es justo, ni libre. Hoy, queremos también recuperar
nuestra historia, rescatar la memoria deportiva, activarla y como lo hicieron nuestra/os abuela/os, hacer comunidad desde el deporte y las canchas del barrio.

Actividad Asamblea Territorial Cordillera – Cancha Merlet Cerro Cordillera
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